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Actualizado el 20 de octubre de 2023
Las amígdalas son dos pequeñas estructuras ovaladas, similares a glándulas, ubicadas en la parte posterior de la garganta, que desempeñan un papel crucial en nuestro sistema inmunitario. Si bien son conocidas por causar molestias e infecciones, las amígdalas tienen una función importante al protegernos de bacterias y virus dañinos.
El síntoma más destacado de la amigdalitis es la inflamación o el agrandamiento de las amígdalas. También pueden presentarse otros síntomas físicos que indiquen la presencia de amigdalitis. Estos síntomas pueden incluir los siguientes:
En los últimos tiempos se han producido varios avances en los procedimientos de amigdalectomía con el objetivo de mejorar los resultados para los pacientes y reducir las complicaciones.
Los recientes avances en las técnicas de amigdalectomía han supuesto mejoras significativas en los resultados para los pacientes, como la reducción del dolor, una recuperación más rápida y un menor riesgo de complicaciones. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todas las técnicas avanzadas son adecuadas para todos los pacientes, y la elección de la técnica debe adaptarse a las necesidades individuales del paciente y a la experiencia del cirujano.
Las amígdalas son dos glándulas ovaladas situadas a ambos lados de la parte posterior de la garganta. Forman parte del sistema linfático y actúan como filtros que atrapan bacterias, virus y otros microorganismos dañinos con los que entramos en contacto al respirar o comer.
Las amígdalas están diseñadas para impedir que los gérmenes entren al cuerpo a través de la boca y la nariz. Al producir anticuerpos y glóbulos blancos, las amígdalas ayudan a combatir las infecciones. En esencia, actúan como la primera línea de defensa del cuerpo, previniendo la propagación de gérmenes a otras partes del organismo.
Las amígdalas pueden infectarse o inflamarse por diversas razones, incluyendo infecciones virales o bacterianas. Los síntomas comunes de la infección de amígdalas incluyen dolor de garganta, dificultad para tragar, inflamación de las glándulas y fiebre. Las infecciones recurrentes o persistentes pueden requerir tratamiento médico, como antibióticos o, en casos graves, la extirpación de las amígdalas.
La amigdalectomía suele recomendarse cuando una persona padece amigdalitis crónica o recurrente (inflamación de las amígdalas) o si estas aumentan de tamaño y dificultan la respiración o la deglución. Asimismo, las personas con apnea del sueño o infecciones frecuentes de garganta por estreptococo pueden requerir una amigdalectomía si otros tratamientos han resultado ineficaces.
Aunque es raro, se han dado casos en los que las amígdalas han vuelto a crecer parcial o totalmente tras una amigdalectomía. Sin embargo, esto ocurre con poca frecuencia y suele suceder solo si queda un pequeño fragmento de tejido amigdalino después de la intervención.
Las amigdalitis, también conocidas como tonsilolitos, son pequeños depósitos blancos o amarillentos que se forman en las criptas amigdalinas. Si bien suelen ser inofensivas, en algunas personas pueden causar mal aliento, molestias o la sensación de tener algo atorado en la garganta. Mantener una buena higiene bucal y hacer gárgaras con agua salada puede ayudar a prevenir su formación.
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