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Actualizado el 6 de octubre de 2023
Una lesión medular (LM) es un evento devastador que provoca profundas alteraciones en las células inmunitarias debido a déficits físicos y neurológicos. Más allá del daño mecánico inmediato, se desencadena una cascada de procesos secundarios que implican interacciones complejas entre diversos componentes celulares y moleculares. Entre estos procesos secundarios, la neuroinflamación emerge como un factor clave en la fisiopatología general de la LM. Esta intrincada interacción entre la neuroinflamación y la LM es objeto de intensa investigación y tiene importantes implicaciones para el desarrollo de posibles intervenciones terapéuticas.
Cuando la médula espinal sufre una lesión traumática, se desencadena una serie de eventos que conducen a la neuroinflamación. Uno de los principales actores en este proceso es la microglia, las células inmunitarias residentes del sistema nervioso central. Tras la lesión, la microglia se activa y experimenta cambios morfológicos. Libera diversas citocinas proinflamatorias, como la interleucina-1 (IL-1), la interleucina-6 (IL-6) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), que orquestan la respuesta inflamatoria. Esta activación inmunitaria inicial prepara el terreno para una cascada de eventos celulares que afectan la zona lesionada y el tejido circundante. Otro factor importante que contribuye a la neuroinflamación es la disrupción de la barrera hematoencefálica (BHE), una interfaz protectora que normalmente restringe el paso de células y moléculas inmunitarias desde el torrente sanguíneo al sistema nervioso central. La lesión medular compromete la integridad de la BHE, permitiendo que la sangre periférica se infiltre en la zona lesionada. Estas células inmunitarias, en particular los macrófagos, exacerban aún más la respuesta inflamatoria y contribuyen al daño tisular. Los astrocitos, células gliales con forma de estrella, también participan en la respuesta neuroinflamatoria. En reacción a una lesión medular, los astrocitos experimentan un proceso denominado astrogliosis, durante el cual se hipertrofian y se vuelven reactivos. Este estado reactivo se caracteriza por la secreción de diversas moléculas, como citocinas y quimiocinas, que pueden promover o modular la inflamación. Según el contexto, los astrocitos pueden presentar propiedades tanto neuroprotectoras como neurotóxicas.
La liberación de citocinas y quimiocinas proinflamatorias por parte de las células inmunitarias y los astrocitos activados amplifica el entorno inflamatorio. Esto, a su vez, crea las condiciones para una serie de procesos de lesión secundaria que comprometen aún más la integridad del tejido. La excitotoxicidad es uno de estos procesos. El glutamato, el principal neurotransmisor excitatorio del sistema nervioso central, se acumula en el sitio de la lesión. Los niveles excesivos de glutamato pueden provocar una sobreestimulación de las neuronas, lo que resulta en un fenómeno denominado excitotoxicidad. Esta sobreestimulación desencadena una cascada de eventos, que incluyen el aumento de los niveles de calcio intracelular, la disfunción mitocondrial y, en última instancia, la muerte neuronal. La apoptosis, o muerte celular programada, es otra consecuencia de la neuroinflamación tras una lesión medular. El entorno inflamatorio puede promover la activación de las vías apoptóticas tanto en neuronas como en células gliales. Esta forma de muerte celular contribuye a la pérdida de tejido neural y a la disrupción de los circuitos neuronales funcionales. La desmielinización es otra consecuencia de la respuesta inflamatoria. La mielina, la vaina aislante que rodea las fibras nerviosas, es susceptible a sufrir daños en un entorno inflamatorio. La desmielinización interrumpe la transmisión de señales, lo que conlleva una comunicación deficiente entre las neuronas y agrava aún más los déficits funcionales.
Curiosamente, la respuesta neuroinflamatoria no persiste indefinidamente. Existen mecanismos que buscan atenuar la inflamación y promover la reparación tisular. Algunas células inmunitarias transitan de un fenotipo proinflamatorio a uno antiinflamatorio, lo que contribuye a la resolución de la inflamación y al inicio de los procesos de reparación tisular. Además, los mediadores lipídicos proresolutivos especializados desempeñan un papel crucial en la supresión activa de la inflamación y la eliminación de los restos celulares. Se están investigando estrategias terapéuticas dirigidas a la neuroinflamación en la lesión medular. Se han explorado fármacos antiinflamatorios, como los corticosteroides y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), para modular la respuesta inflamatoria y mitigar el daño secundario. Sin embargo, su uso suele asociarse con posibles efectos adversos y una eficacia limitada en la mejora de los resultados funcionales. Se están estudiando agentes neuroprotectores, incluidos antioxidantes y compuestos que contrarrestan el estrés oxidativo, como posibles intervenciones para limitar el daño tisular inducido por la inflamación. La terapia con células madre es una vía prometedora para el tratamiento de la lesión medular. Las células madre tienen la capacidad de diferenciarse en diversos tipos celulares, incluyendo neuronas y células gliales. Además, ejercen efectos inmunomoduladores que pueden ayudar a regular la respuesta inflamatoria y promover la reparación tisular. La inmunomodulación, mediante intervenciones que modulan la respuesta sin suprimirla por completo, está cobrando cada vez más importancia. Este enfoque logra un equilibrio entre controlar la inflamación y preservar las funciones esenciales del sistema.
En la compleja interacción entre la inflamación y las lesiones de la médula espinal, las consecuencias son graves. La neuroinflamación, si bien inicialmente se desencadena como una respuesta beneficiosa, puede convertirse en un arma de doble filo, contribuyendo al daño secundario e impidiendo la recuperación funcional. La compleja interacción entre las citocinas inmunitarias, las células gliales y los mediadores moleculares representa un desafío difícil de superar. Comprender los mecanismos subyacentes a la neuroinflamación en la lesión medular es fundamental para el desarrollo de estrategias terapéuticas eficaces. Al modular la respuesta inflamatoria y promover la reparación tisular, aprovechando el potencial regenerativo de la médula espinal, los investigadores se esfuerzan por mejorar los resultados de las personas afectadas por una lesión medular. A medida que profundizamos en nuestra comprensión, la perspectiva de la recuperación y la compleja interacción entre la inflamación y la médula espinal se convierte no solo en un objetivo científico, sino también en un faro de esperanza para quienes intentan recuperar las funciones perdidas y sus vidas.
Fuente: The Pioneer (El autor, Dr. Shyam K. Jais, es consultor en neurología en los Hospitales de Banjara Hills, Hyderabad).
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