Millones de niños padecen algún tipo de alergia alimentaria, y estas cifras han aumentado considerablemente en los últimos años. Los padres y cuidadores no pueden ignorar este creciente problema de salud.
El cuerpo de un niño reacciona de forma anormal a sustancias inofensivas llamadas alérgenos. Estos incluyen ciertos alimentos, polvo, polen de plantas o medicamentos. Los antecedentes familiares desempeñan un papel crucial en el desarrollo de alergias. Para los niños sin antecedentes familiares, las probabilidades son bastante bajas. Pero cuando ambos padres los tienen, el riesgo aumenta significativamente. Congestión nasal, estornudarLos síntomas más destacados son picazón y secreción nasal. Rinitis alérgica sigue siendo la dolencia infantil más común que causa alergias.
Las alergias pueden afectar a cualquier niño, independientemente de su edad, sexo, raza o nivel socioeconómico. Los cacahuetes, los frutos secos, el pescado y los mariscos suelen provocar las reacciones más graves. Estas alergias a menudo persisten durante toda la vida. Identificar los desencadenantes específicos de su hijo es fundamental para controlar y tratar su afección eficazmente.
Un niño desarrolla alergias cuando su sistema inmunitario reacciona de forma intensa a sustancias que la mayoría de las personas toleran bien. El cuerpo libera sustancias químicas como la histamina para defenderse de lo que percibe como amenazas. Estas reacciones alérgicas pueden afectar la piel, los senos paranasales, las vías respiratorias o el sistema digestivo del niño.
Los signos varían según el alérgeno y la zona de reacción. Los síntomas pueden ir desde una leve irritación hasta reacciones graves. Los niños suelen experimentar:
Varios alérgenos pueden desencadenar estas reacciones:
Las alergias pueden afectar a cualquier niño, pero algunos niños corren mayores riesgos:
Las alergias necesitan un manejo adecuado para evitar problemas de salud:
Los médicos deben realizar las pruebas adecuadas para identificar los desencadenantes exactos de las alergias infantiles. El pediatra de su hijo analizará su estado y revisará su historial clínico completo antes de recomendar pruebas de alergia específicas.
Las pruebas cutáneas son la forma más rápida de detectar alergias. Estas pruebas consisten en aplicar alérgenos diluidos sobre la piel mediante pequeños pinchazos. Una pequeña protuberancia que aparece en 15 minutos indica sensibilidad.
Los análisis de sangre pueden medir los anticuerpos IgE en el torrente sanguíneo y resultan especialmente útiles cuando se presentan reacciones graves o afecciones cutáneas que impiden realizar pruebas cutáneas.
Los médicos podrían realizar pruebas de provocación para confirmar los resultados, administrando cuidadosamente pequeñas cantidades de los alérgenos sospechosos bajo una estrecha vigilancia.
Un enfoque integral con tres estrategias clave ayuda a controlar las alergias.
Su hijo necesita atención médica si los síntomas persisten e interfieren con sus actividades diarias. Acuda de inmediato a urgencias si observa lo siguiente:
Un estudio más reciente, publicado en 2015 por investigadores, sugiere que la introducción temprana de alérgenos comunes en la dieta de los bebés funciona mejor que retrasarla. Los padres deben introducir alimentos como cacahuetes, huevos y leche entre los 4 y los 6 meses, mientras continúan con la alimentación complementaria. la lactancia. Si es posible. Además, ayuda a limitar la exposición al humo del tabaco antes y después del nacimiento para reducir el riesgo de asma.
Los tratamientos naturales pueden complementar la atención médica para los síntomas leves:
Las alergias infantiles suponen un reto para las familias que se enfrentan a este problema de salud. Estas reacciones del sistema inmunitario afectan a millones de niños en todo el mundo, independientemente de su origen.
La detección precoz de los síntomas marca la diferencia más importante. Narices congestionadasLas erupciones cutáneas y las reacciones a los alimentos pueden resultar abrumadoras. Sin embargo, identificarlas correctamente permite un mejor manejo. Las pruebas realizadas por profesionales de la salud son una excelente manera de obtener información precisa sobre los desencadenantes específicos.
Los padres deben sentirse más fuertes, no asustados. Existen muchas opciones de tratamiento, desde evitar los factores desencadenantes hasta medicamentos e inmunoterapia. Los niños suelen responder bien a estos enfoques y muestran una clara mejoría en pocos meses.
Tu instinto paternal es fundamental. Los síntomas leves pueden mejorar con remedios caseros como compresas frías o vapor. Pero nunca esperes a buscar atención médica ante reacciones graves. Tu vigilancia protege a tu hijo.
El conocimiento, el apoyo médico y las estrategias prácticas ayudan a los niños con alergias a llevar una vida sana y activa. El viaje puede tener momentos difíciles, pero las familias logran manejar estas afecciones con éxito a diario; la suya también puede.
El término «fiebre del heno» puede resultar engañoso, ya que las alergias no causan fiebre en los niños. Si su hijo tiene una temperatura superior a 38 °C (100.4 °F), probablemente se deba a otra causa. Durante las reacciones alérgicas, el sistema inmunitario se vuelve hiperactivo, lo que puede hacer que los niños sean más vulnerables a infecciones o virus que causan fiebre.
El plan para controlar las alergias de su hijo debe centrarse en tres estrategias clave. La primera consiste en evitar por completo los desencadenantes. La segunda incluye medicamentos como antihistamínicos que bloquean los efectos de la histamina, descongestionantes que despejan las vías nasales y esteroides nasales que controlan la inflamación. La tercera estrategia utiliza la inmunoterapia mediante vacunas contra la alergia o comprimidos sublinguales para generar tolerancia gradualmente.
Los síntomas de la alergia suelen empeorar por la noche. Estas estrategias pueden ayudar:
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