La rabia mata a decenas de miles de personas en todo el mundo cada año, pero muchas desconocen su gravedad hasta que es demasiado tarde. Este virus mortal ataca el sistema nervioso y resulta fatal una vez que aparecen los síntomas. Esta guía completa explica todo sobre la infección por rabia, incluyendo sus causas, síntomas y diversos métodos de prevención y tratamiento.
La rabia es una grave enfermedad viral que ataca el sistema nervioso central (SNC) y afecta a humanos y animales. La rabia es causada por el virus de la rabia (RABV), que se transmite principalmente a través de la mordedura o la saliva de animales infectados, y suele entrar al cuerpo por mordeduras, arañazos o contacto con heridas abiertas.
La afección prevenible mediante vacunación se presenta de dos formas distintas:
Los síntomas de la rabia suelen desarrollarse por etapas, con un período de incubación que puede variar desde unos pocos días hasta más de un año. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los síntomas aparecen entre 1 y 12 semanas después de la exposición.
La fase inicial comienza con síntomas que podrían confundirse con enfermedades comunes. Los pacientes experimentan:
A medida que el virus avanza hacia el sistema nervioso central, se manifiesta de dos formas distintas. La rabia furiosa, el tipo más común, causa:
La rabia paralítica, que representa aproximadamente el 20 % de los casos, se presenta de forma diferente. Esta forma progresa más lentamente, con parálisis muscular gradual que comienza en la zona de la herida. Los pacientes pueden experimentar debilidad, parestesias, rigidez en el cuello y, finalmente, coma.
El virus de la rabia (RABV) se transmite principalmente a través de la saliva de animales infectados, generalmente mediante mordeduras o cuando la saliva infectada entra en contacto con heridas abiertas o membranas mucosas. Si bien los perros son responsables del 99 % de los casos de rabia humana a nivel mundial, el riesgo varía según la región, y otros animales como los murciélagos, los mapaches o los zorros desempeñan un papel importante en algunas zonas.
Varios factores pueden aumentar el riesgo de exposición a la rabia en un individuo:
La rabia virulenta provoca graves complicaciones neurológicas, entre ellas:
La rabia paralítica progresa más lentamente, con los músculos paralizándose gradualmente desde el lugar de la infección antes de provocar el coma.
El diagnóstico de la rabia presenta desafíos únicos, ya que ninguna prueba por sí sola puede confirmar la infección antes de que aparezcan los síntomas. Los médicos deben realizar múltiples pruebas en diversas muestras para llegar a un diagnóstico definitivo.
El enfoque principal es la profilaxis posterior a la exposición (PEP), que debe administrarse lo más rápido posible después de una posible exposición.
El protocolo PEP consta de varios componentes cruciales:
Para las personas que nunca han recibido la vacuna antirrábica, el tratamiento incluye inmunoglobulina antirrábica humana (HRIG) y cuatro dosis de la vacuna antirrábica administradas durante dos semanas. La HRIG proporciona protección inmediata mientras el organismo desarrolla su respuesta inmunitaria a la vacuna.
Las personas previamente vacunadas requieren un protocolo diferente, que consiste en solo dos dosis de la vacuna administradas con tres días de diferencia. No necesitan HRIG, ya que su organismo puede generar una respuesta inmunitaria más rápida gracias a la vacunación previa.
La primera dosis de la vacuna debe administrarse lo antes posible después de la exposición, y las dosis posteriores deben seguir un calendario estricto los días 3, 7 y 14. Se puede recomendar una quinta dosis adicional el día 28 para las personas con sistemas inmunitarios comprometidos.
La atención médica de urgencia es esencial en caso de mordeduras graves, especialmente si se producen cerca de la cabeza o el cuello, o en caso de exposición a animales de alto riesgo como murciélagos, mapaches, zorrillos o zorros. Incluso si una persona no está segura de haber sido mordida, debe buscar atención médica.
Las estrategias esenciales para la prevención de la rabia incluyen:
La rabia sigue siendo una de las enfermedades más mortales conocidas por la ciencia médica; sin embargo, una comprensión adecuada y una actuación rápida pueden prevenir sus consecuencias fatales. Esta enfermedad causa la muerte de miles de personas anualmente, por lo que la prevención y la concienciación son herramientas cruciales en la lucha contra este virus.
Los avances médicos han permitido prevenir la rabia mediante la vacunación adecuada y el tratamiento oportuno posterior a la exposición. Se debe lavar bien cualquier mordedura de animal con agua tibia y jabón, buscar atención médica de inmediato y seguir el calendario de vacunación prescrito. Estas sencillas medidas, junto con la vacunación de las mascotas y evitar el contacto con animales salvajes, pueden prevenir la mayoría de los casos de rabia.
El virus de la rabia viaja lentamente a través de las células nerviosas hasta llegar al cerebro. Las personas infectadas no presentan síntomas durante el período de incubación, que suele durar entre dos y tres meses. Una vez que el virus llega al cerebro, provoca inflamación, lo que conlleva a síntomas neurológicos si no se trata.
El virus ataca principalmente el sistema nervioso central, causando daños progresivos. Los efectos incluyen:
A nivel mundial, los perros son responsables del 99% de las transmisiones de rabia en humanos. Los mapaches, los murciélagos y los zorros son los principales portadores en regiones como América. Los mapaches siguen siendo los animales rabiosos que se reportan con mayor frecuencia, sobre todo en el sureste y el noreste del país.
Sin tratamiento contra el virus de la rabia, este causa una inflamación cerebral mortal y médula espinalLa enfermedad progresa a través de distintas fases, desde síntomas iniciales similares a los de la gripe hasta la rabia furiosa o paralítica. Una vez que aparecen los síntomas, la afección es casi siempre mortal.
La vacunación debe comenzar inmediatamente después de una posible exposición al virus. El tratamiento posterior a la exposición incluye cuatro dosis durante dos semanas para las personas no vacunadas previamente. Para quienes ya están vacunados, solo se requieren dos dosis.
El virus de la rabia se vuelve intratable una vez que llega al cerebro, ya que la barrera hematoencefálica (BHE) lo protege. Este mecanismo de defensa natural impide que los medicamentos alcancen el virus, lo que hace que la enfermedad sea mortal una vez que aparecen los síntomas.
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