Las personas con síndrome de piernas inquietas (SPI) sienten una necesidad imperiosa de mover las piernas, lo que puede dificultar tanto el sueño como las actividades cotidianas. Los médicos también conocen este trastorno neurológico como enfermedad de Willis-Ekbom. La afección puede comenzar a cualquier edad y suele empeorar con el paso del tiempo.
Exploremos qué significa el síndrome de piernas inquietas (SPI) y sus síntomas, por qué se produce, las opciones de tratamiento y cuándo es el momento adecuado para consultar a un médico. Los lectores también encontrarán remedios caseros útiles y respuestas a preguntas frecuentes sobre cómo controlar esta afección.
El síndrome de piernas inquietas es un trastorno neurológico que genera una necesidad irresistible de mover las piernas. A diferencia de otros dolores comunes, el síndrome de piernas inquietas produce sensaciones incómodas en la profundidad de las extremidades que mejoran con el movimiento. También puede causar dolor en las piernas.
Las personas con síndrome de piernas inquietas (SPI) experimentan una necesidad imperiosa de mover las piernas. Estas sensaciones suelen ir acompañadas de molestias descritas como:
Las investigaciones muestran que la mayoría de los pacientes con síndrome de piernas inquietas (SPI) sufren sacudidas involuntarias en las piernas cada 15-40 segundos durante la noche, una condición conocida como movimientos periódicos de las extremidades durante el sueño.
En la mayoría de los casos (síndrome de piernas inquietas idiopático), los médicos no pueden identificar una causa específica. Los científicos creen que el desequilibrio de dopamina desempeña el papel más importante. El cuerpo utiliza la dopamina para controlar el movimiento muscular, lo que explica por qué la alteración de las vías dopaminérgicas podría desencadenar movimientos involuntarios de las piernas. Algunas personas desarrollan síndrome de piernas inquietas debido a afecciones subyacentes como deficiencia de hierro, insuficiencia renal, embarazo, o neuropatía periférica.
El síndrome no discrimina, afectando tanto a niños como a adolescentes. El riesgo de padecer el síndrome de piernas inquietas (SPI) aumenta con algunos factores como:
El síndrome de piernas inquietas (SPI) hace más que causar molestias.
Los médicos evalúan los síntomas mediante conversaciones detalladas sobre los patrones de sueño y las molestias en las piernas.
Historial médico y exploración física: Los médicos pueden preguntar a los pacientes si sienten una necesidad imperiosa de mover las piernas acompañada de molestias. Estos síntomas empeoran en reposo, pero mejoran con el movimiento. La afección se agrava por la noche. Los médicos descartan otras posibles causas.
Exámenes neurológicos: Los médicos revisan los reflejos, la fuerza muscular y la función nerviosa para detectar problemas relacionados con los nervios.
Análisis de sangre: Controlar los niveles de hierro, ya que su deficiencia puede desencadenar el síndrome de piernas inquietas (SPI).
Los médicos podrían usar estudios del sueño para descubrir otros problemas como la apnea del sueño en casos complejos.
Los médicos inician el tratamiento centrándose en las causas subyacentes, como los niveles bajos de hierro. Cambios sencillos en los hábitos diarios pueden aliviar los síntomas leves. Los pacientes con síntomas moderados a graves suelen necesitar medicación.
Debe consultar a un médico si los síntomas afectan su sueño, le provocan depresión o ansiedad, o le dificultan la concentración. Los médicos derivan a los pacientes a neurólogos Si el diagnóstico sigue sin estar claro.
Muchos métodos de autocuidado han demostrado ser eficaces, como por ejemplo:
Millones de personas en todo el mundo se enfrentan a diario a los problemas derivados del síndrome de piernas inquietas. Las sensaciones incómodas y la necesidad incontrolable de moverse pueden convertir las tardes tranquilas en noches de insomnio. Sin embargo, los pacientes pueden encontrar alivio mediante un diagnóstico adecuado y planes de tratamiento personalizados.
El alivio comienza al comprender los síntomas. La condición de la mayoría de las personas mejora con una combinación de cambios en el estilo de vida y tratamientos médicos. Cambios sencillos en la dieta, mantenerse activo y dormir bien mejoran los casos leves. Los medicamentos brindan alivio a las personas que experimentan síntomas más intensos.
Los pacientes que siguen su plan de tratamiento suelen controlar su afección. Actualmente no existe una cura definitiva para el síndrome de piernas inquietas, pero los avances en la ciencia médica siguen mejorando nuestro conocimiento sobre esta afección neurológica.
Ten en cuenta que buscar ayuda cuanto antes suele ser más efectivo. Si las molestias en las piernas te impiden dormir con frecuencia, consulta con un médico. Él o ella podrá determinar si el síndrome de piernas inquietas u otra causa está provocando tus síntomas.
Puedes controlar los síntomas con simples cambios en tu estilo de vida:
Deficiencia de hierro Destaca como la principal conexión nutricional con el síndrome de piernas inquietas. Los científicos también han encontrado vínculos con deficiencias de vitamina D, B12, magnesio y ácido fólico.
Tus síntomas pueden empeorar con la cafeína, el alcohol y la nicotina, sobre todo justo antes de acostarte. Los alimentos ricos en azúcares refinados y los productos procesados con aditivos como el glutamato monosódico (GMS) pueden aumentar la inflamación y agravar las molestias del síndrome de piernas inquietas (SPI).
Los científicos aún no han determinado la postura ideal para dormir. Algunas personas se sienten mejor durmiendo de lado con una almohada entre las piernas. Otras encuentran alivio durmiendo boca arriba con las piernas ligeramente elevadas, lo que favorece la circulación sanguínea hacia los músculos y las articulaciones.
En la mayoría de los casos, los médicos no pueden identificar la causa. Las investigaciones apuntan a un desequilibrio de dopamina en el cerebro que afecta el control del movimiento. Los genes influyen, sobre todo si los síntomas comienzan antes de los 40 años. El síndrome de piernas inquietas secundario puede deberse a afecciones como la deficiencia de hierro, el embarazo o la insuficiencia renal.
Los niveles de dopamina disminuyen naturalmente al anochecer, lo que podría explicar por qué los síntomas se intensifican por la noche. El cansancio empeora todo, al igual que acostarse. En algunas personas, los síntomas empeoran independientemente de la hora, ya sea que se sienten o se acuesten.
Empieza a moverte en cuanto sientas las molestias: camina, estírate o sacude las piernas. Prueba a masajear las zonas afectadas o a aplicar compresas frías o calientes. Mantén la mente ocupada con puzles, libros o videojuegos. La respiración profunda puede ayudar a reducir la tensión que empeora los síntomas.
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