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Sarcomas

Los sarcomas afectan a miles de personas cada año y se desarrollan en los tejidos conectivos del cuerpo, como los músculos, los huesos, la grasa y los vasos sanguíneos. Si bien representan solo el 1 % de todos los cánceres en adultos, estos tumores poco frecuentes pueden aparecer a cualquier edad y en cualquier parte del cuerpo. Esta guía completa explora los sarcomas, desde sus diversos tipos y síntomas hasta las opciones de tratamiento y las estrategias de prevención. 

¿Qué son los sarcomas?

Un sarcoma es un tipo de cáncer poco frecuente que se desarrolla en los tejidos conectivos del cuerpo. A diferencia de otros cánceres más comunes, los sarcomas son únicos porque se forman en los tejidos que conectan o dan soporte a otras partes del cuerpo. Estos tumores malignos pueden desarrollarse en diversas localizaciones, lo que dificulta su identificación y tratamiento.

Estos cánceres pueden afectar a varios tipos de tejidos, entre ellos:

  • Músculos y tendones
  • Huesos y articulaciones
  • Tejido adiposo
  • Vasos sanguineos
  • Nervios
  • tejidos profundos de la piel
  • tejidos fibrosos

Tipos de sarcomas

Estos tumores poco frecuentes se clasifican generalmente en dos categorías principales:

1. Sarcomas de tejidos blandos: Los sarcomas de tejidos blandos pueden desarrollarse en múltiples localizaciones del cuerpo, incluyendo:

  • Vasos sanguíneos (angiosarcoma)
  • Tracto digestivo (tumor estromal gastrointestinal)
  • células grasas (liposarcoma)
  • músculo liso (leiomiosarcoma)
  • Músculo esquelético (rabdomiosarcoma)
  • Vainas nerviosas (tumores malignos de la vaina de los nervios periféricos)
  • Tejido conectivo (fibrosarcoma)

Aproximadamente entre un tercio y la mitad de todos los sarcomas de tejidos blandos se presentan en las extremidades inferiores. Los sarcomas retroperitoneales comprenden entre el 15 % y el 20 % de todos los sarcomas de tejidos blandos, los sarcomas viscerales el 24 % y los sarcomas de cabeza y cuello aproximadamente el 4 %.

2. Sarcomas óseos: Los sarcomas óseos, aunque menos frecuentes, incluyen varios tipos distintos, como el osteosarcoma, que afecta principalmente a los huesos largos del brazo o la pierna, y el condrosarcoma, que se forma en el cartílago. Estos tumores presentan dificultades diagnósticas únicas debido a su rareza y a su considerable heterogeneidad morfológica.

Síntomas de los sarcomas

Los siguientes son algunos síntomas comunes de los sarcomas:

  • Un nuevo bulto que puede o no ser doloroso
  • Dolor en brazos, piernas o abdomen
  • Rango limitado de movimiento en las articulaciones
  • Pérdida de peso inexplicable
  • El dolor de espalda o dificultad para caminar
  • Problemas respiratorios cuando los tumores afectan la zona del pecho

Causas de los sarcomas

El desarrollo de los sarcomas comienza a nivel celular, donde los cambios en el ADN provocan que las células inmaduras de los huesos o tejidos blandos crezcan de forma descontrolada. 

  • Factores genéticos: Diversas afecciones hereditarias pueden aumentar el riesgo de sarcoma. Estos síndromes de predisposición genética incluyen:
    • Síndrome de Li-Fraumeni, que afecta al gen TP53
    • Neurofibromatosis (enfermedad de von Recklinghausen)
    • Retinoblastoma, vinculado al gen RB1
    • Síndrome de Werner
    • Síndrome de Gardner
  • Factores ambientales y médicos: Los factores externos también pueden contribuir al desarrollo del sarcoma. 
    • Exposición a ciertos productos químicos, en particular cloruro de vinilo y arsénico
  • Otros factores de riesgo: 
    • Edad y género: Por ejemplo, el osteosarcoma suele aparecer en niños y adultos jóvenes durante períodos de crecimiento rápido. 
    • Lugar: Linfedema crónico, o hinchazón prolongada en los brazos o las piernas, 
    • Radioterapia: Los pacientes con cáncer que reciben radioterapia para tratar la enfermedad tienen un mayor riesgo de desarrollar sarcomas en el futuro.
    • Linfedema: La inflamación crónica del sistema linfático puede aumentar el riesgo de un tipo de sarcoma llamado angiosarcoma.

Complicaciones de los sarcomas

Los sarcomas no tratados pueden provocar complicaciones graves que afectan a múltiples sistemas del organismo. Estas incluyen:

  • Metástasis: La principal preocupación es la metástasis, donde las células cancerosas se desplazan a otros órganos a través del torrente sanguíneo o el sistema linfático. 
  • Complicaciones neurológicas: Estas complicaciones pueden manifestarse de diversas maneras:
    • Afectación del sistema nervioso central
    • Daño al sistema nervioso periférico
    • Médula espinal compresión
    • Presión intracraneal elevada
    • deterioro de la función cerebral y nerviosa
  • Complicaciones funcionales: Los pacientes pueden experimentar dificultad para respirar cuando los tumores presionan las estructuras respiratorias y limitaciones de movimiento cuando afectan las articulaciones o los músculos. Esta presión también puede causar dolor intenso e interrumpir el funcionamiento normal de los órganos en las zonas afectadas.

Diagnóstico

  • Evaluación fisica: Cuando los pacientes presentan síntomas sospechosos, los médicos comienzan con una exploración física completa y una evaluación detallada de su historial clínico. Pueden evaluar la presencia de bultos, hinchazón o dolor en la zona afectada.
  • Evaluaciones de imagen avanzadas: Los equipos médicos suelen emplear diversas técnicas de imagen:
    • Rayos X para obtener imágenes iniciales de huesos y tejidos blandos
    • Tomografías computarizadas (TC) para obtener vistas transversales detalladas
    • Resonancia magnética (RM) para una evaluación superior de los tejidos blandos
    • Gammagrafías óseas para identificar trastornos óseos
    • Exploraciones PET para identificar áreas de alta actividad de glucosa
    • Ecografía para la evaluación inicial de nódulos superficiales
  • Biopsia: El diagnóstico definitivo se obtiene mediante una biopsia, en la que los especialistas extraen muestras de tejido para su análisis en el laboratorio. Este paso crucial ayuda a determinar el tipo exacto de sarcoma y orienta las decisiones de tratamiento. La técnica de biopsia es fundamental, ya que un procedimiento inadecuado puede complicar las opciones de tratamiento futuras.

Tratamiento de sarcomas

El tratamiento depende de varios factores, como el tipo de sarcoma, su localización y si el cáncer se ha extendido a otras partes del cuerpo. El tratamiento moderno del sarcoma suele consistir en una combinación de terapias.

  • Intervención quirúrgica: La cirugía sigue siendo el tratamiento de primera línea para la mayoría de los sarcomas. El objetivo de los cirujanos es extirpar el tumor por completo, junto con un margen de tejido sano, generalmente de 1 a 2 cm, alrededor del cáncer. En el caso de los sarcomas de las extremidades, los médicos ahora prefieren la cirugía conservadora de la extremidad a la amputación, preservando con éxito la funcionalidad en la mayoría de los casos. Para los casos en que la cirugía no es posible, los médicos pueden recurrir a enfoques alternativos como la terapia dirigida o la inmunoterapia. 
  • Terapia de radiación: Utiliza haces de alta energía para erradicar las células cancerosas
  • Quimioterapia: Tratamiento farmacológico dirigido a las células cancerosas
  • Terapia Dirigida: Ataca debilidades específicas en las células cancerosas
  • Inmunoterapia: Mejora la respuesta inmunitaria del organismo
  • Terapia de ablación: Destruye las células cancerosas mediante calor o frío.

Antes de la cirugía, algunos pacientes reciben terapia neoadyuvante (tratamiento prequirúrgico) para reducir el tamaño del tumor y facilitar su extirpación. Después de la cirugía, los médicos pueden recomendar terapia adyuvante para erradicar cualquier célula cancerosa restante y reducir el riesgo de recurrencia.

Cuándo ver a un doctor

Las personas deben acudir al médico cuando noten:

  • Cualquier bulto mayor de 5 centímetros (aproximadamente del tamaño de una pelota de golf).
  • Una masa que está aumentando o que aparece profundamente dentro del tejido
  • Dolor persistente que no mejora con el reposo ni con medicamentos de venta libre
  • Cualquier bulto recurrente después de la extirpación anterior

Prevención

Si bien la prevención total no es posible, las personas pueden tomar medidas para minimizar su exposición a los factores de riesgo conocidos. Entre los factores de riesgo controlables se incluyen:

  • Limitar la exposición a productos químicos industriales, en particular al cloruro de vinilo y al arsénico.
  • Minimizar la exposición innecesaria a la radiación
  • Seguir las pautas de seguridad en industrias de alto riesgo
  • Utilizar el equipo de protección adecuado en los entornos laborales

Las consultas médicas regulares se vuelven cruciales para las personas con síndromes de predisposición genética como el síndrome de Li-Fraumeni, el retinoblastoma o la neurofibromatosis. 

La detección precoz sigue siendo un componente vital de la estrategia de prevención. Si bien ninguna prueba puede identificar las células del sarcoma en sus etapas iniciales, la atención inmediata a los síntomas inusuales puede conducir a un diagnóstico más temprano. Los médicos recalcan la importancia de evaluar los bultos nuevos o en crecimiento, sobre todo si causan dolor o aumentan de tamaño.

Conclusión

Los sarcomas siguen siendo cánceres complejos que requieren una atención minuciosa y cuidados médicos especializados. La ciencia médica ha logrado avances significativos en la comprensión de estos tumores poco frecuentes, y los tratamientos modernos ofrecen esperanza a miles de pacientes cada año.

El conocimiento sobre los sarcomas ayuda a las personas a reconocer las señales de alerta y a buscar atención médica rápidamente. La combinación de cirugía, radioterapia y nuevas opciones de tratamiento ofrece a los pacientes mayores probabilidades de recuperación que nunca. Los controles regulares y la atención inmediata a los síntomas inusuales son fundamentales para el éxito del tratamiento.

Preguntas Frecuentes

1. ¿Se puede curar un sarcoma?

La curabilidad de los sarcomas depende en gran medida de la detección precoz y el tratamiento adecuado. La tasa de supervivencia a 5 años es de aproximadamente el 65 % para el sarcoma de tejidos blandos. Sin embargo, esta tasa varía considerablemente según el estadio y la localización del cáncer.

2. ¿Duelen los sarcomas?

El nivel de dolor varía entre los pacientes con sarcoma. Los estudios muestran que aproximadamente el 19.7 % de los niños con sarcoma recién diagnosticado experimentan dolor; el 46 % reporta dolor moderado y el 37.8 %, dolor intenso. El dolor suele aumentar a medida que el tumor crece, ejerciendo presión sobre los tejidos circundantes.

3. ¿Cuál es la causa principal del sarcoma?

Los sarcomas se desarrollan debido a mutaciones en el ADN que afectan el crecimiento y la división celular. Estas mutaciones pueden interferir con oncogenes y genes supresores de tumores, lo que provoca un crecimiento celular descontrolado y la formación de tumores.

4. ¿Quiénes tienen mayor riesgo de padecer sarcoma?

Varios factores aumentan el riesgo de sarcoma:

  • Niños y jóvenes adultos durante períodos de rápido crecimiento
  • Personas con antecedentes de exposición a radioterapia
  • Personas con linfedema crónico
  • Aquellos expuestos a ciertos productos químicos como el cloruro de vinilo y el arsénico

5. ¿El sarcoma es genético?

Aunque la mayoría de los sarcomas se presentan de forma esporádica, algunos casos tienen un componente genético. Varios síndromes hereditarios de predisposición al cáncer pueden aumentar el riesgo de sarcoma, como el síndrome de Li-Fraumeni, el retinoblastoma y la neurofibromatosis.

6. ¿Cómo se detecta un sarcoma?

La detección suele implicar varios pasos, como la exploración física, pruebas de imagen (radiografías, resonancia magnética, tomografía computarizada) y, finalmente, una biopsia para obtener un diagnóstico definitivo. La detección precoz puede mejorar los resultados del tratamiento.

7. ¿Dónde puede comenzar un sarcoma?

Los sarcomas pueden desarrollarse en cualquier parte del tejido conectivo del cuerpo, incluyendo músculos, huesos, grasa, vasos sanguíneos, nervios y tejidos profundos de la piel. Suelen aparecer con mayor frecuencia en los brazos, las piernas, el pecho o el abdomen.

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