Casi la mitad de los adultos desarrollará al menos una verruga cutánea a lo largo de su vida. Si bien las verrugas cutáneas son benignas y no requieren intervención médica, muchas personas optan por eliminarlas por motivos estéticos o de comodidad. Comprender las causas de estas protuberancias y las opciones de tratamiento disponibles puede ayudar a las personas a tomar decisiones informadas sobre la salud de su piel.
Las verrugas cutáneas, médicamente conocidas como acrocordones, son pequeños y blandos fragmentos de piel que sobresalen de la superficie cutánea. Estos crecimientos benignos constan de un núcleo de fibras, conductos, células nerviosas y adipocitos, todo ello rodeado por una capa de piel normal.
Estos crecimientos inofensivos suelen aparecer como protuberancias de color carne o ligeramente marrones, a menudo elevadas de la piel sobre tallos carnosos llamados pedúnculos. Si bien la mayoría de las verrugas cutáneas comienzan como pequeñas protuberancias aplanadas del tamaño de la cabeza de un alfiler, su tamaño puede variar desde 1 milímetro hasta 1 centímetro de diámetro.
Las verrugas cutáneas suelen desarrollarse en zonas donde la piel roza frecuentemente consigo misma o con la ropa, incluyendo:
Estas protuberancias están compuestas de colágeno (un tipo de proteína) y vasos sanguíneos envueltos en piel. Aunque pueden resultar preocupantes para algunas personas, las verrugas cutáneas son inofensivas y no se convierten en cáncer. Ocasionalmente pueden irritarse si se enganchan con la ropa o las joyas, pero no causan molestias ni problemas de salud.
La mayoría de las personas con acrocordones no experimentan molestias físicas ni síntomas. Sin embargo, estos pequeños crecimientos cutáneos pueden presentar diversos síntomas según su ubicación y tamaño.
Los síntomas más comunes asociados con las verrugas cutáneas incluyen:
El desarrollo de acrocordones está estrechamente ligado a factores genéticos y ambientales. La investigación médica ha identificado varios mecanismos clave que contribuyen a su formación, en particular la fricción y el contacto piel con piel en zonas específicas del cuerpo.
Diversas afecciones médicas y factores relacionados con el estilo de vida aumentan la probabilidad de desarrollar acrocordones. Entre ellos se incluyen:
Pueden aparecer complicaciones físicas cuando las verrugas cutáneas se someten a irritación regular:
Las complicaciones más graves suelen surgir al intentar eliminar las verrugas cutáneas por cuenta propia. El uso de productos de venta libre o los métodos caseros de eliminación pueden provocar sangrado excesivo, cicatrices o infecciones. Además, existe el riesgo de confundir otras afecciones cutáneas con verrugas, lo que podría retrasar el tratamiento de problemas más graves.
El proceso de diagnóstico generalmente consta de tres pasos principales:
Durante la exploración, los médicos diferencian las verrugas cutáneas de otras afecciones de la piel de aspecto similar, como lunares, verrugas, queratosis seborreica y, en raras ocasiones, cáncer de piel. Si bien la mayoría de las verrugas cutáneas se pueden diagnosticar mediante una simple inspección visual, en algunos casos puede ser necesario realizar pruebas adicionales.
Se requieren pruebas adicionales cuando las verrugas cutáneas presentan características inusuales como:
En estos casos, los médicos podrían recomendar una biopsia, en la que se extrae el tejido y se examina bajo un microscopio para verificar el diagnóstico y descartar otras afecciones.
Si bien estos crecimientos benignos normalmente no requieren extirpación, muchas personas optan por el tratamiento por razones estéticas o para prevenir la irritación causada por la ropa y las joyas.
Procedimientos médicos profesionales:
Las personas deben buscar atención médica de inmediato si aparece alguno de estos signos de alarma:
Entre las principales medidas preventivas que pueden ayudar a reducir la formación de acrocordones se incluyen:
Las verrugas cutáneas siguen siendo una afección común de la piel que afecta a muchos adultos a lo largo de su vida. Se puede reducir la probabilidad de desarrollar nuevas verrugas cutáneas mediante cambios sencillos en el estilo de vida, el control de las afecciones médicas y manteniendo los pliegues de la piel limpios y secos. La revisión periódica de la piel ayuda a detectar cualquier cambio inusual a tiempo, lo que permite una intervención médica oportuna cuando sea necesario.
Las verrugas cutáneas afectan a la mayoría de las personas en algún momento de su vida. Estas protuberancias se vuelven más frecuentes con la edad, especialmente después de los 40 años. Tanto hombres como mujeres tienen la misma probabilidad de desarrollar verrugas cutáneas. el embarazo y el aumento de peso puede incrementar su frecuencia.
Las verrugas cutáneas generalmente no causan daño físico ni molestias. Sin embargo, pueden irritarse al rozar con la ropa, joyas u otras superficies de la piel. Si bien no representan un riesgo para la salud, algunas personas pueden experimentar angustia emocional debido a su apariencia.
La mayoría de las verrugas cutáneas se pueden diagnosticar mediante un examen visual. Sin embargo, si una verruga parece inusual o sospechosa, el médico podría recomendar una biopsia para confirmar el diagnóstico y descartar otras afecciones.
Varias afecciones de la piel pueden parecerse a las verrugas cutáneas, entre ellas:
La extirpación podría ser apropiada cuando:
Los procedimientos profesionales de extracción suelen causar mínimas molestias. Los médicos a menudo utilizan anestesia local para las verrugas más grandes o las zonas sensibles, lo que garantiza una experiencia cómoda durante el proceso de extracción.
Aunque las verrugas cutáneas a veces se caen solas, esto es relativamente raro. La mayoría de las verrugas cutáneas permanecen estables una vez formadas y, por lo general, requieren la extirpación por un profesional si resultan molestas.
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