Las amígdalas calcificadas son depósitos que pueden pesar entre 0.3 g y 42 g. Se forman pequeños nódulos duros en la superficie de las amígdalas cuando se acumulan restos. La mayoría de las personas no saben que las tienen hasta que aparecen síntomas o notan pequeñas manchas blancas o amarillas en la garganta.
El síntoma más notable es el mal alientoEstos depósitos crean las condiciones perfectas para las bacterias anaeróbicas que producen sulfuros malolientes. Si bien rara vez representan un riesgo grave para la salud, pueden causar dolor de garganta y mal aliento.
El riesgo de desarrollar cálculos aumenta en personas con amígdalas grandes y con irregularidades superficiales llamadas criptas. Al tragar, partículas de comida, saliva y mucosidad pueden quedar atrapadas en estos orificios y endurecerse formando cálculos. Varios factores contribuyen a la formación de cálculos: una higiene dental deficiente, problemas crónicos de sinusitis y amígdalas inflamadasLos remedios caseros sencillos resuelven la mayoría de los casos con eficacia. Los médicos solo recomiendan la cirugía en casos excepcionales cuando los cálculos no responden a otros métodos de extracción.
Las piedras en las amígdalas, también conocidas como tonsilolitos, son depósitos minerales duros que se acumulan en las criptas amigdalinas. Estos pequeños depósitos calcificados se forman cuando quedan restos atrapados en las criptas amigdalinas. Las amígdalas son almohadillas ovaladas ubicadas en la parte posterior de la garganta. Funcionan como filtro contra bacterias y virus para proteger el sistema inmunitario. Su superficie rugosa puede atrapar sustancias no deseadas. Antes de la mineralización, esta afección se denomina amigdalitis caseosa crónica (ACC).
El tamaño y la ubicación de los cálculos amigdalinos pueden variar bastante. Generalmente se encuentran en las amígdalas palatinas, las que se ven al abrir la boca. También pueden aparecer en las adenoides, las amígdalas linguales o las amígdalas tubáricas. Estos depósitos pueden ser desde pequeñas motas hasta grandes masas. Algunos parecen puntos blancos o amarillos, mientras que otros crecen lo suficiente como para sobresalir de las amígdalas.
Los cálculos amigdalinos pequeños suelen pasar desapercibidos. Los cálculos más grandes pueden causar varios síntomas evidentes:
Las bacterias y los restos atrapados en las criptas amigdalinas provocan la formación de cálculos. Partículas de alimentos, células muertas, mucosidad y bacterias se acumulan en estos pequeños espacios. Estos materiales se endurecen y forman cálculos a medida que se descomponen y calcifican. Esto crea una biopelícula: una estructura bacteriana tridimensional viva donde las bacterias latentes permanecen activas.
Las probabilidades de desarrollar cálculos amigdalinos aumentan con ciertos factores.
Las amígdalas rara vez causan problemas graves. Sin embargo, las de gran tamaño pueden provocar hinchazón, inflamación e infección importantes. Pueden presionar los tejidos cercanos y dañarlos. Algunas personas tienen dificultad para tragar si las amígdalas crecen demasiado. Las bacterias presentes en estas amígdalas producen compuestos de azufre que causan mal aliento, y ningún cepillado ayuda a eliminarlo.
Durante una exploración física de la garganta, el médico puede detectar cálculos amigdalinos. Estos molestos depósitos a veces se esconden en los pliegues de las amígdalas, por lo que puede ser necesario realizar una tomografía computarizada o una resonancia magnética para identificarlos correctamente.
Las radiografías o escáneres realizados por otros motivos a veces revelan inesperadamente la presencia de cálculos amigdalinos.
Las piedras en las amígdalas suelen desprenderse solas sin tratamiento especial. Estos métodos funcionan para las piedras más difíciles de eliminar:
Los médicos podrían recetar antibióticos Para controlar la infección en casos graves, las opciones quirúrgicas incluyen la criptólisis por coblación para alisar los surcos amigdalinos o amigdalectomía como último recurso para extirpar las amígdalas por completo.
Es necesario consultar a un médico si las amígdalas están muy rojas, sangran con facilidad o causan dolor que se irradia al oído. Síntomas como dificultad para tragar, amígdalas inflamadas o fiebre con dolor de garganta podrían indicar amigdalitis en lugar de simples cálculos amigdalinos. La evaluación profesional es importante si los síntomas no mejoran con los cuidados en casa.
Los siguientes hábitos sencillos reducen sustancialmente las bacterias que provocan la formación de cálculos amigdalinos:
Sí, lo son. Las amígdalas calcificadas afectan a muchos adultos y no causan ningún daño. Se pueden considerar una pequeña molestia natural, más que un problema de salud. Estas piedras se forman cuando restos de comida se acumulan en los pequeños pliegues de las amígdalas. Los estudios demuestran que las amígdalas calcificadas son algo normal y rara vez provocan problemas de salud. La mayoría de las personas tienen pequeñas piedras sin saberlo.
Puedes deshacerte fácilmente de estos molestos depósitos:
Lo bueno es que muchas piedras se caen solas. Beber mucha agua ayuda porque mantiene la boca húmeda y reduce la acumulación de residuos.
El olor desagradable de estos pequeños depósitos proviene de bacterias. Estas piedras contienen bacterias que producen compuestos de azufre, las mismas sustancias que causan el mal olor de los huevos podridos. Las investigaciones muestran que la mayoría de los pacientes con ciertos tipos de amigdalitis que presentaban altos niveles de estos compuestos también tenían cálculos en las amígdalas.
Buenas noticias: la ciencia no ha encontrado ninguna relación entre los cálculos amigdalinos y el cáncer. Los síntomas pueden parecer similares, pero los cálculos amigdalinos no aumentan el riesgo de padecer cáncer. Son simplemente restos endurecidos, no algo que provoque cáncer.
Las amígdalas rara vez causan enfermedades. Sin embargo, las de mayor tamaño pueden causar:
Lo positivo es que estos problemas no ocurren con frecuencia y la mayoría de las piedras causan pocos problemas.
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