Dolor repentino e intenso en el abdomen, especialmente después de una lesión.
Sensación de mareo, desmayo o debilidad, especialmente sin motivo aparente.
Hematomas o hinchazón inexplicables, especialmente alrededor del abdomen u otras zonas lesionadas.
La presencia de sangre visible en la orina o las heces puede indicar una hemorragia interna.
Confusión o desorientación, especialmente después de un accidente o lesión.