Los triglicéridos son el tipo de grasa más común en nuestro cuerpo, sin embargo, la mayoría de la gente desconoce cómo afectan a la salud cardiovascular. Muchas personas en todo el mundo tienen triglicéridos altos, una afección silenciosa que aumenta enfermedad del corazón riesgo.
Estas grasas cumplen una función específica en nuestro organismo. Los triglicéridos almacenan la energía de los alimentos que consumimos. El cuerpo convierte el exceso de calorías en triglicéridos y los almacena en las células grasas hasta que se necesitan como energía. Los médicos tienen en cuenta los siguientes resultados:
Un aumento en los niveles de triglicéridos puede endurecer las arterias y engrosar sus paredes. Esta afección, llamada arteriosclerosis, aumenta golpeLos niveles de triglicéridos de 150 mg/dL o superiores aumentan considerablemente el riesgo de sufrir un infarto o un derrame cerebral. Además, un nivel de triglicéridos de 150 mg/dL o superior también indica riesgo de síndrome metabólico. Las personas con este síndrome tienen muchas más probabilidades de sufrir un infarto o un derrame cerebral.
El cuerpo no presenta signos evidentes de triglicéridos altos, por lo que el control regular es fundamental. Esta afección afecta al 25 % de los adultos. La principal causa es el consumo excesivo de calorías, sobre todo provenientes de alimentos azucarados. Los cambios en el estilo de vida y los tratamientos médicos pueden ayudar a controlar los niveles de triglicéridos.
Los triglicéridos son los componentes básicos del tejido adiposo. Están formados por tres cadenas de ácidos grasos unidas por una molécula de glicerol. Estos lípidos actúan como la principal reserva de energía del cuerpo y se almacenan de forma segura en las células adiposas de todo el organismo.
Las grasas alimentarias contienen un 95 % de triglicéridos. Tras las comidas, el cuerpo descompone las grasas de los alimentos en ácidos grasos y los recombina en triglicéridos para almacenarlos como energía. Las hormonas liberan estas grasas almacenadas entre comidas para proporcionar energía al organismo. El hígado también puede convertir el exceso de carbohidratos en triglicéridos.
Los niveles altos de triglicéridos rara vez presentan síntomas notables. Los niveles muy altos pueden causar:
Los desencadenantes comunes incluyen:
Los siguientes son efectos secundarios comunes de los triglicéridos:
La ascendencia del sur de Asia y los trastornos hereditarios del metabolismo de los lípidos conllevan mayores riesgos. Además, el embarazo, la menopausia, el VIH y ciertos medicamentos pueden elevar los niveles de triglicéridos.
Su médico puede diagnosticar triglicéridos altos con un análisis de sangre de perfil lipídico. Deberá ayunar entre 8 y 12 horas antes de la prueba para obtener resultados precisos. Sus niveles son normales si se mantienen por debajo de 150 mg/dL. Las lecturas entre 150 y 199 mg/dL indican niveles ligeramente elevados. La mayoría de los adultos deberían hacerse la prueba cada 5 años.
Las personas con factores de riesgo necesitan pruebas más frecuentes. Si sus triglicéridos están en el límite superior de lo normal, su médico podría solicitar una prueba de apolipoproteína B para obtener un panorama completo.
Los medicamentos se vuelven necesarios si los cambios en el estilo de vida no funcionan. Estas son sus opciones:
Debe consultar a su médico de inmediato si los análisis muestran niveles muy altos de triglicéridos (superiores a 500 mg/dL). Estos niveles aumentan el riesgo de pancreatitis. Toda persona que presente dolor abdominal inexplicable con triglicéridos altos necesita atención médica urgente.
Puedes mantener niveles saludables de triglicéridos con:
Los triglicéridos desempeñan un papel importante en la forma en que el cuerpo almacena energía, pero su impacto en la salud cardiovascular suele pasar desapercibido. Los niveles altos de triglicéridos dañan las arterias y aumentan el riesgo de padecer problemas cardíacos graves en muchas personas. Aproximadamente uno de cada cuatro adultos padece esta afección, pero la mayoría se da cuenta cuando empiezan a aparecer otros problemas de salud.
Buenas noticias. No necesitas tratamientos médicos complicados para bajar los triglicéridos. Pequeños cambios en tu estilo de vida pueden ayudarte mucho. Reducir el consumo de dulces, comer pescado rico en omega-3 y hacer ejercicio durante 30 minutos puede mejorar tus niveles.
Un nivel saludable de triglicéridos no solo previene las enfermedades cardíacas, sino que también contribuye a mejorar la salud al fomentar buenos hábitos alimenticios y la práctica de ejercicio. Controlar los triglicéridos hoy se traduce en un futuro más saludable.
Sus niveles de triglicéridos se encuentran dentro de estas categorías de riesgo:
Niveles superiores a 200 mg/dL aumentan el riesgo de sufrir un infarto o un derrame cerebral. Valores superiores a 500 mg/dL pueden desencadenar una pancreatitis aguda.
Estos lípidos sanguíneos desempeñan diferentes funciones en el organismo. Los triglicéridos almacenan calorías adicionales como reserva de energía. El cuerpo utiliza el colesterol para la formación de células y ciertas hormonas. Los triglicéridos proporcionan energía, mientras que el colesterol ayuda a digerir los alimentos y a absorber las grasas.
Ambos tipos de grasas pueden ser perjudiciales para la salud cuando se encuentran en niveles elevados. Los triglicéridos altos, combinados con colesterol LDL alto o colesterol HDL bajo, aumentan considerablemente el riesgo de sufrir infartos y accidentes cerebrovasculares. Estas grasas afectan al organismo de manera diferente, pero ambas contribuyen a problemas cardíacos.
Notarás cambios al cabo de un mes de modificar tu estilo de vida. Tus niveles pueden reducirse en más del 50 % mediante cambios en la dieta, ejercicio y pérdida de peso. Tomar suplementos de omega-3 podría mostrar resultados en tan solo cuatro semanas.
El estrés libera cortisol y adrenalina, lo que provoca que el cuerpo produzca más triglicéridos. Diversos estudios vinculan los eventos estresantes de la vida con niveles elevados de triglicéridos, especialmente en hombres de mediana edad. El estrés mental puede elevar los niveles de colesterol LDL y disminuir el colesterol HDL (el bueno).