Un coágulo de sangre que se aloja en la arteria pulmonar puede causar una embolia pulmonar al obstruir el flujo sanguíneo. La tasa de supervivencia es preocupante: una de cada tres personas que no reciben un diagnóstico ni tratamiento fallece. Afortunadamente, la identificación y el tratamiento rápidos mejoran significativamente estas probabilidades.
La mayoría de los pacientes experimentan dificultad respiratoria repentina como síntoma principal, aunque otros signos pueden variar de una persona a otra. Los anticoagulantes son el tratamiento principal. Sus probabilidades de supervivencia aumentan considerablemente si conoce los factores de riesgo, detecta los síntomas a tiempo y busca atención médica de inmediato.

Esta afección se produce cuando los coágulos de sangre se desprenden de las venas profundas de las piernas (trombosis venosa profunda o TVP) y se alojan en arterias pulmonares más pequeñas. Las obstrucciones de los vasos sanguíneos a veces pueden deberse a burbujas de aire, grasa, líquido amniótico o células tumorales, aunque estos casos son raros.
El tamaño del coágulo y la zona pulmonar afectada determinan cómo se manifiestan los síntomas de la embolia pulmonar. Los síntomas más comunes incluyen:
Algunos pacientes pueden sentir mareo, ansiedad o desmayo. También podrían experimentar sudoración excesiva y notar que sus labios o uñas se tornan azulados.
Cirugía, traumaLas infecciones o las lesiones pueden dañar las venas y provocar coágulos sanguíneos. La sangre tiende a acumularse y formar coágulos durante periodos prolongados de inmovilidad.
Las personas se enfrentan a mayores riesgos de embolia pulmonar si:
El retraso en el tratamiento puede provocar:
Los primeros pasos de un médico incluyen una exploración física y una revisión de su historial médico. Examinan sus piernas para detectar signos de trombosis venosa profunda, buscando zonas hinchadas, sensibles, enrojecidas o calientes.
Los análisis de sangre que miden los niveles de dímero D ayudan a detectar la formación de coágulos, y los niveles elevados podrían indicar la presencia de coágulos sanguíneos.
Es posible que se necesiten varias pruebas de imagen:
El objetivo principal del tratamiento de la embolia pulmonar es detener el crecimiento de los coágulos y prevenir la formación de otros nuevos.
Los anticoagulantes son el tratamiento estándar. Estos medicamentos permiten que el cuerpo descomponga los coágulos existentes de forma natural en lugar de disolverlos directamente.
Los médicos podrían utilizar trombolíticos (disuelvos de coágulos) en casos que pongan en peligro la vida, aunque estos conllevan un mayor riesgo de hemorragia.
Los casos graves podrían requerir intervención quirúrgica mediante extracción de coágulos asistida por catéter o colocación de un filtro de vena cava que impida que los coágulos lleguen a los pulmones.
Necesitas atención médica inmediata si experimentas dificultad respiratoria inexplicable, dolor en el pecho o desmayos.
Los pacientes que toman anticoagulantes deben contactar a su médico si notan algún síntoma. heces negrasDolores de cabeza intensos o hematomas que aumentan de tamaño: estos podrían ser síntomas de una posible enfermedad. hemorragia interna.
Se pueden tomar varias medidas para prevenir la embolia pulmonar:
Los pacientes quirúrgicos suelen recibir anticoagulantes antes y después de las intervenciones para reducir el riesgo de desarrollar coágulos.
La embolia pulmonar es una afección grave. Si se detecta a tiempo, usted y su médico pueden controlarla. Comprender esta afección puede ayudar a los pacientes y a sus familias a tomar las medidas adecuadas, aunque el diagnóstico inicial pueda ser alarmante. Su cuerpo le enviará señales de alerta mediante dificultad respiratoria repentina o dolor en el pecho. Una respuesta rápida a estos síntomas puede salvarle la vida.
Los factores de riesgo afectan a las personas de diferentes maneras según su edad, historial médico y estilo de vida. Los periodos prolongados de inactividad aumentan el riesgo, especialmente después de una cirugía o durante viajes largos. El riesgo también aumenta con el embarazo, los medicamentos hormonales y los antecedentes familiares; todos estos factores influyen significativamente.
La mayoría de las personas pueden beneficiarse de las estrategias de prevención. Las tecnologías de imagen avanzadas, combinadas con tratamientos como los anticoagulantes, ofrecen esperanza a los pacientes con casos graves. Los avances médicos mejoran los resultados cada año. La intervención rápida brinda a los pacientes la mejor oportunidad de supervivencia y muchos recuperan una vida saludable tras el tratamiento.
Tenga en cuenta que la dificultad para respirar, el dolor en el pecho o los síntomas inusuales requieren atención médica inmediata. Actuar hoy evita complicaciones mañana.
Los coágulos de sangre que se forman en las venas profundas de las piernas (trombosis venosa profunda o TVP) causan todas las embolias pulmonares excepto una. La sangre se acumula en las venas durante períodos de inactividad, especialmente después de una cirugía o viajes largos. En raras ocasiones, otras sustancias pueden obstruir el flujo sanguíneo.
El tratamiento adecuado ayuda a la mayoría de las personas a recuperarse por completo. La recuperación suele tardar varias semanas o meses, a medida que los síntomas mejoran con el tratamiento continuo. Algunos pacientes se sienten mejor una vez que comienza el tratamiento, aunque los problemas respiratorios o el dolor de pecho pueden persistir durante semanas. Un tratamiento rápido salva vidas.
Las siguientes son señales de advertencia comunes:
Los medicamentos anticoagulantes ayudan al cuerpo a disolver el coágulo con el tiempo, aunque no se puede hablar de "cura". La mayoría de los pacientes necesitan anticoagulantes durante al menos tres meses, a veces más. La medicación de por vida podría ayudar a las personas con mayor riesgo de recurrencia. La afección rara vez reaparece si se siguen las medidas adecuadas de tratamiento y prevención.
Los médicos no pueden diagnosticar la embolia pulmonar solo con un electrocardiograma (ECG). Si bien en muchos casos de embolia pulmonar se observan alteraciones en el ECG, estas no son lo suficientemente específicas ni sensibles para el diagnóstico. Aun así, los ECG ayudan a descartar otros problemas, como un infarto de miocardio. La angiotomografía pulmonar, la prueba del dímero D y la gammagrafía pulmonar ofrecen resultados más fiables.
La mayoría de los pacientes no sufren daños pulmonares permanentes graves. Un pequeño grupo desarrolla tejido cicatricial en las arterias pulmonares, lo que puede derivar en hipertensión pulmonar tromboembólica crónica (HPTEC). Esta cicatrización afecta la respiración. Si seis meses después del tratamiento aún presenta dificultad para respirar, consulte con su médico sobre esta complicación poco frecuente.
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