Los cálculos renales son depósitos de minerales y sales ácidas que se aglomeran en la orina concentrada. Pueden resultar molestos al moverse por las vías urinarias, pero rara vez causan daños permanentes.
Un cálculo renal normalmente no produce síntomas hasta que se desplaza dentro del riñón o entra en los uréteres, los conductos que conectan los riñones con la vejiga. Si se queda atascado en los uréteres, puede obstruir el flujo de orina, lo que provoca que el riñón se agrande y que el uréter se estrese; ambos casos pueden ser extremadamente dolorosos. En ese momento, puede notar los siguientes indicios y síntomas:
Molestias agudas en el costado y la espalda, justo detrás de la caja torácica.
Dolor que se irradia en la parte baja del abdomen y la ingle
Orina rosada, roja o marrón
Orina turbia
Vómitos y náuseas
A medida que un cálculo renal pasa por las vías urinarias, el dolor que provoca puede variar; por ejemplo, desplazándose a un lugar diferente o aumentando su intensidad.
El tratamiento para los cálculos renales puede variar según el tipo de cálculo y su causa.
Cálculos pequeños con síntomas mínimos:
Aumente la ingesta de líquidos: Beber entre 2 y 3 cuartos (1.8 a 3.6 litros) de agua al día mantiene la orina diluida y puede prevenir la formación de cálculos. A menos que su médico le indique lo contrario, procure consumir suficiente líquido, preferiblemente agua, para producir orina clara o casi clara.
Cálculos grandes y aquellos que provocan síntomas:
En los casos en que los cálculos renales son demasiado grandes para eliminarse de forma natural y provocan hemorragias, daño renal o infecciones urinarias recurrentes, son necesarios tratamientos más extensos. Estos procedimientos pueden incluir:
Nefrolitotomía percutánea:
Ureteroscopia:
Cirugía de las glándulas paratiroides:
Si su médico cree que usted tiene un cálculo renal, es posible que le realicen las siguientes pruebas y procedimientos de diagnóstico:
Análisis de sangre: Los análisis de sangre pueden indicar un exceso de calcio o ácido úrico en la sangre. Los resultados ayudan al médico a controlar la salud de los riñones y pueden llevarlo a investigar otros problemas médicos.
Análisis de orina: La prueba de recolección de orina de 24 horas puede revelar si usted está excretando demasiados minerales que favorecen la formación de cálculos o una cantidad insuficiente de sustancias que previenen su formación. Su médico podría recomendarle que recolecte dos muestras de orina en dos días consecutivos para esta prueba.
Imaging: Las pruebas de imagen del tracto urinario pueden revelar cálculos renales. Incluso los cálculos pequeños pueden detectarse mediante tomografía computarizada (TC) de alta velocidad o de doble energía. Debido a que las radiografías abdominales simples pueden pasar por alto cálculos renales diminutos, se utilizan con menos frecuencia.
Otra técnica de imagen para diagnosticar cálculos renales es la ecografía, una prueba no invasiva, rápida y sencilla. Los cálculos expulsados se analizan. Es posible que le pidan que orine en un tamiz para recoger los cálculos que lo atraviesen. La composición de sus cálculos renales se determinará mediante análisis de laboratorio. Su médico utilizará esta información para establecer la causa de sus cálculos renales y elaborar un plan para prevenir su formación en el futuro.
El tratamiento para los cálculos renales varía según el tipo de cálculo y la causa. La mayoría de los cálculos renales pequeños no requieren tratamiento invasivo. Algunos remedios que su médico le sugerirá incluyen:
Beber entre 2 y 3 cuartos (1.8 a 3.6 litros) de agua al día mantendrá la orina diluida y puede prevenir la formación de cálculos. Beba suficiente líquido, preferiblemente agua, para que su orina sea clara o casi clara, a menos que su médico le indique lo contrario.
Medicación antiinflamatoria
Los cálculos renales demasiado grandes para ser expulsados espontáneamente o que causan sangrado, daño renal o infecciones urinarias recurrentes pueden requerir un tratamiento más exhaustivo. Los procedimientos pueden incluir lo siguiente:
Las ondas sonoras se utilizan para fragmentar los cálculos renales. Dependiendo de su tamaño y ubicación, su médico podría proponerle la litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC) para algunos cálculos renales.
El método de litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC) utiliza ondas sonoras para generar vibraciones intensas (ondas de choque) que fragmentan los cálculos en pequeños trozos que pueden eliminarse a través de la orina. La operación dura entre 45 y 60 minutos y puede ser dolorosa, por lo que es posible que se le administre sedación o anestesia local para mayor comodidad.
La presencia de sangre en la orina, hematomas en la espalda o el abdomen, sangrado alrededor del riñón y otros órganos cercanos, y dolor a medida que los fragmentos de cálculos se desplazan por las vías urinarias son todos síntomas de la litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC).
La nefrolitotomía percutánea es un tratamiento quirúrgico que consiste en extraer un cálculo renal utilizando pequeños telescopios y equipos que se introducen a través de una pequeña incisión en la espalda.
Durante el procedimiento, estará sedada y permanecerá en el hospital de uno a dos días para recuperarse. Si la litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC) no tiene éxito, su médico podría proponerle esta operación.
Para extraer los cálculos, el médico utilizará un endoscopio. Se introduce un tubo delgado con luz (ureteroscopio) equipado con una cámara a través de la uretra y la vejiga hasta el uréter para extraer un pequeño cálculo que se encuentre en el uréter o el riñón.
Una vez identificada la piedra, un equipo específico puede capturarla o fragmentarla para que se elimine con la orina. Posteriormente, el médico podría insertar un pequeño tubo (stent) en el uréter para reducir la inflamación y facilitar la recuperación. Durante este tratamiento, podría requerirse anestesia general o local.
Cirugía de las glándulas paratiroides: Las glándulas paratiroides hiperactivas, ubicadas en los cuatro extremos de la glándula tiroides, justo debajo de la nuez de Adán (situada delante de la laringe), son la causa de ciertos cálculos de fosfato de calcio. Cuando estas glándulas producen demasiada hormona paratiroidea (hiperparatiroidismo), los niveles de calcio pueden elevarse excesivamente.
El hiperparatiroidismo puede desarrollarse cuando un pequeño tumor benigno crece en una de las glándulas paratiroides, o cuando se padece otra enfermedad que provoca que estas glándulas generen un exceso de hormona paratiroidea. La extirpación del tumor previene la formación de cálculos renales. Como alternativa, el médico puede recomendar tratar el problema que causa la sobreproducción de hormona por parte de la glándula paratiroides.
La prevención de cálculos renales puede incluir una combinación de modificaciones en el estilo de vida y medicamentos:
Puedes reducir el riesgo de cálculos renales haciendo lo siguiente:
Beba mucha agua durante todo el día. Los médicos suelen recomendar beber suficientes líquidos para orinar alrededor de 2.1 cuartos (2 litros) al día a quienes tienen antecedentes de cálculos renales. Para asegurarse de que está bebiendo suficiente agua, su médico podría pedirle que mida la cantidad de orina que produce.
Si vives en una región cálida y seca o haces ejercicio con frecuencia, es posible que necesites beber mucha más agua para producir suficiente orina. Probablemente estés bebiendo suficiente agua si tu orina es clara y de color claro.
Reduzca su consumo de alimentos ricos en oxalato. Si tiene tendencia a formar cálculos de oxalato de calcio, su médico podría aconsejarle que limite el consumo de estos alimentos. Entre ellos se incluyen el ruibarbo, la remolacha, el quimbombó, las espinacas, las acelgas, las batatas, las almendras, el té, el chocolate, la pimienta negra y los productos de soja.
Reduce tu consumo de sal y proteína animal. Reduce tu consumo de sal y opta por fuentes de proteína no animales como las legumbres. Usa un sustituto de la sal.
Siga consumiendo alimentos ricos en calcio, pero tenga precaución al usar suplementos de calcio. El calcio de la dieta influye poco en el riesgo de desarrollar cálculos renales. A menos que su médico le indique lo contrario, continúe consumiendo alimentos ricos en calcio.
Antes de tomar suplementos de calcio, consulte a su médico, ya que se han relacionado con un mayor riesgo de cálculos renales. Puede reducir este riesgo tomando vitaminas con las comidas. Las dietas bajas en calcio pueden favorecer la formación de cálculos renales en algunas personas.
Solicita a tu médico que te derive a un nutricionista que pueda ayudarte a elaborar un plan de alimentación que reduzca tu riesgo de padecer cálculos renales.
En el caso de cálculos renales pequeños que no obstruyen el riñón ni causan otras complicaciones, su médico puede controlar su estado y proporcionarle medicamentos y cuidados de apoyo. Sin embargo, si tiene un cálculo renal grande y experimenta molestias significativas o dificultades renales, su médico puede recomendarle medicamentos y procedimientos médicos para tratar la afección.
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